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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

las hogueras no se han apagado aún

Los seres humanos somos gente asombrosa. Somos capaces de acciones heróicas. Capaces de realizar los más increíbles sacrificios. Somos capaces de dar algo más que nuestras propias vidas cuando creemos en algo o alguien. En definitiva, somos capaces de amar con toda nuestra alma. Amar más all de lo humanamente comprensible. Con todo nuestro ser. Con todo nuestro corazón. Con todo lo que tenemos.

Estamos muy perdidos. Al igual que somos capaces de lo mejor, también somos capaces de albergar un gran mal. De ser terriblemente egoístas, egocéntricos y avariciosos. Y por desgracia, esta triste y absurda variante de la humanidad nos está ganando la batalla.

Es terrible ver como seres capaces de mostrar una gran generosidad, sinceridad, humildad, cariño y amor, se convierten en avaros de postín lastrados por un mundo sucio, individualista y destructor de mentes y almas masivas en beneficio de unos pocos.

Es doloroso ver como seres capaces de dar más allá de lo comprensible por aquellos a quien aman se destruyen unos a otros en nombre de religiones, falacias, bienes o territorios.

Es dañino ver como seres capaces de increíbles proezas desperdician sus vidas luchando contra los suyos propios por un mendrugo de pan, un terruño reseco o un billete hastiado de vivir.

Los seres humanos tenemos una capacidad única en el mundo. Somos capaces de amar. Somos capaces de amar con todo nuestro ser. Somos capaces de amar con toda nuestra alma. Somos capaces de amar como solo nuestro corazón puede y sabe hacer. Y eso podría hacer que un día sea el amor el que mueva el mundo.

Y es que quien sabe, pero tal vez si hacemos de nuestros rincones donde vivimos lugares más amables para nosotros y los nuestros, quizá algún día hagamos del mundo un lugar mejor para todos.

Necesidad

Tanto tiempo. Tanta necesidad. Tanto que decir. Tanto de que hablar. Al final, el comunicar, de la forma que sea, en la medida que haga falta, se convierte en algo liberador. Una experiencia inolvidable. Algo tan importante como la propia respiración.

El equilibrio, el bienestar, el sentimiento de orgullo, de amistad, de amor, de saberse en buen estado anímico y personal. Una estabilidad emocional tan viva, tan real, tan necesaria.

Y estar lejos. No poder gritarlo a los cuatro vientos... ¿o si? Lanzarlo al aire, para quien lo coja, para quien lo escuche, para quien lo quiera oir... como si se lo lleva el viento.

El mundo puede estar lleno de belleza. Sólo hay que saber ver esa parte, esa porción... a veces tan pequeña... ese trocito de vida que te alimenta el alma y te inunda de bienestar.

El agua de mar bajo el molino de arena

La vida resulta tan extraña cuando todo está en calma. Parece que todo marcha. Es como si el plan divino que rige tus pasos te estuviese dando una tregua. Tal vez una tregua efímera, un pequeño descanso en el devenir de tu existencia. Pero tan real resulta aquello de la calma que precede a la tormenta, que no es sencillo disfrutar plenamente de la paz sin dejar de pensar que en breve el mar volverá a estar embravecido y los vientos huracanados.

Y aún así, estos pequeños islotes de paz en medio del océano resultan tan estimulantes. Disfrutarlos es como comer una fruta en su apogeo de maduración. Todo se vuelve tan sencillo, tan evidente, tan claro. Es como si todas las soluciones a tus enigmas hubiesen estado siempre al alcance de tu mano, y ahora salen a la luz antes incluso de preguntar.

La nave sigue su curso. Su lento navegar por el océano vital avanza sin contemplaciones. Hoy, el mar está en calma. Ayer, parecía arreciar la tormenta. Mañana, ¿quién sabe? ya lo preguntaremos en su momento.

Desasosiego

La sensación de no pertenencia a ningún lugar. El no sentirte nunca como en casa. El sentimiento de desarraigo en cualquier parte. El dolor de notar que no perteneces a ningún mundo...

La falta de amor. La incapacidad de encontrar un alma que comparta tu carga. La necesidad de ser tú en otra persona y que ella sea ella en tí.

El creer que todo se va por el water. Mirar como todo a tu alrededor parece estar mal. El no sentirte con fuerzas para cambiar el dolor.

Vivir en un mundo al que sientes que no perteces, pues hay tanta inmundicia que te duele. El querer vivir como te gustaría que fuese tu vida aunque parezcas un bicho raro...

Todo ello se cura con amor, compasión, generosidad, altruismo... valores que cada día me cuesta más encontrar a mi alrededor.

Las andanzas de Darío Persa (VI)

Yo estaba en el suelo con un miedo atroz. Uno de aquellos capullos no paraba de soltarme lindezas mientras los otros tres comparsas reían a pierna suelta. No sabía que me iban a hacer, pero tenía la seguridad de que un par de dientes iban a dejar de pertenecerme en breve.

Entonces, vi un pequeño haz de luz al final del túnel. Era el tipo nuevo del edificio. No se que hacía ni de donde venía a esas horas. El caso es que le vi acercarse al portal de nuestro edificio. Yo tenía la esperanza de recibir algo de ayuda en aquella situación, y me agarré al cruce de miradas que tuve con él como un clavo ardiendo. Él me miró sin inmutarse. Ninguna mueca se produjo en su cara. Ni siquiera se paró un segundo. Se acercó hasta la puerta, sacó sus llaves y se perdió tras ella. Fueron unos largos instantes en los que pensé que podría recibir cierta indulgencia. Pero mi gozo se cayó en un pozo.

A continuación, me desconecté de la realidad esperando que aquellos tipos me dieran la paliza padre. Ya pensaría después como llegaba hasta casa, si era a casa hacia donde debería encaminarme, por que por los tacos que salían por las bocas babeantes de aquellos "fumaos", parecía más bien que mi destino sería un hospital, o incluso un cementerio.

¿Puede el cielo estar de color verde?

Corren tiempos extraños. Todo está borroso. Se nota un rumor de cambio en el ambiente. Se percibe un extraño olor a desazón... mezclado con una extraña sensación de sosiego y calma.

El ambicioso sigue siendo ambicioso. Sigue siendo egoista. Sigue queriéndolo todo. No desea compartir. Solo amasar. Le da igual el sufrimiento ajeno mientras él esté bien, amasando fortuna. Fortuna que nunca tendrá vida suficiente para ser gastada. Fortuna que acabará donde acabamos todos... La muerte es el único acto que realmente nos hace a todos iguales.

Da igual en que creas. La muerte te hace igual ante la ley, ante los demás, ante dios... la muerte sabe lo que hace. Es lo más parecido al comunismo. Ante ella, todos somos lo mismo. Todos tenemos lo mismo. Todos somos uno y somos todos a la vez.

Mientras tanto, el resto del mundo sigue sobreviviendo como puede. Sigue intentando salvaguardar algo de cordura en este mundo zombi de locos. Sigue con su economía emocional de subsistencia. Sigue dejando pasar la vida. Desgranándola lentamente. Mirando como camina, a veces como protagonista absoluto, generalmente como secundario o figurante, y la mayor parte del tiempo como mero espectador.

Días tranquilos dentro de la agitación sin sentido de un mundo que cada día es más difícil de clasificar y comprender. Días que se merecen que el cielo cambie de color. Así igual los habitantes de este lugar despertamos de una vez.

Las andanzas de Darío Persa (V)

Resulta que la puerta de mi edificio se había convertido en el bebedero de cerveza particular de cuatro gilipollas con muy mala pinta.

No me dio ninguna buena espina verlos allí. Era raro que se pasasen por mi barrio. Y más extraño resultaba verles beber en dicha zona. No solía ser su lugar de esparcimiento ni mucho menos.

El caso es que me hice el valiente. No me iba a pasar toda la noche esperando que se fueran. A pesar de sus pelos grasientos, sus chupas de cuero negro y sus cigarros de marihuana, no había grandes evidencias de que fuesen unos cabrones. Cuanto me equivocaba.

Cuando estaba a unos diez metros del portal, uno de los cuatro subnormales aquellos fue consciente de mi presencia. Conforme vio que me acercaba con paso decidido, el capullo se puso en pie y vino hacia mi con cara de pocos amigos. Los otros tres le siguieron poco después al trote. En menos de cinco segundos me tenían rodeado y francamente acojonado.

Pero fue peor aún. Mi cara cambió cuando vi que un par de ellos, los que tenían más pinta de imbéciles, sacaron sendas navajas del bolsillo. Tenía un miedo atroz. De hecho, no recuerdo haberlo pasado tan mal en toda mi vida.

Longitud

A veces, en la oscuridad y soledad de la noche todo se ve excesivamente negro.

Aunque tengas las cosas claras. Aunque tu presente sea agradable. Aunque tus pasos saben bien hacia donde se encaminan... todo parece más difícil en la inmensa noche que sientes que te cubre.

No sufras. Sabes que al fondo de ese túnel de ébano hay una luz. Una luz que no ves en ese momento, pero que sabes que está ahí. Una luz que está mucho más cerca de lo que piensas.

Además, siempre te puedes sorprender. No pasa muy a menudo, pero hay ocasiones en las que dicha oscuridad queda enmudecida por una luz que no es la que se supone que deberías ver al final del túnel. A veces, los túneles se astillan, se rompen, se agujerean... Y donde menos te lo esperas, encuentras otra salida. Encuentras otra mota iluminada que te ofrece una posibilidad inesperada.

Mira siempre hacia adelante. Orgulloso, con la cabeza bien erguida, con seguridad y paso firme. Si sabes donde pisas y tu intención es buena y convencida, la vida da oportunidades que no esperas... Y a veces las que esperas también.

Las andanzas de Darío Persa (IV)

Un fin de semana cualquiera salí de mi casa engalanado para "pegarme" una fiesta con amigos.

No éramos muy originales. Apenas teníamos dinero y éramos menores de edad, con lo que el acceso al alcohol no resultaba siempre fácil. No obstante, tampoco era de una complejidad extrema tener algún familiar, véase hermano o primo, que nos pudiese conseguir el adorado néctar. Contemplábamos también otras opciones, como carnets falsos, tiendas con dueños muy preocupados por la buena marcha de su negocio sin pensar en las consecuencias e incluso el hurto doméstico.

Esa noche empezó como cualquier otra. Visita al parque de siempre, donde nos juntábamos cantidad de gente. Entre ellos, mucho de mis compañeros de clase, y como no, de mi instituto.

Posteriormente, visitábamos algún bar de los cuatro o cinco que según modas eran los más frecuentados por la gente de mi edad, para finalmente morir en la discoteca de turno hasta que el cuerpo dijese basta.

La noche podía acabar de muchas maneras. Si habíamos juntado algo de dinero, podíamos pillar algún tipo de droga entre varios. Si por el contrario conseguíamos ligar, nos buscábamos cualquier hueco oscuro donde dar rienda suelta a nuestros escarceos amorosos. Si no ocurría nada de eso, baile y alcohol mientras el cuerpo aguantase y a la cama.

Esa noche fue muy normalita. Sin demasiada acción. No tardamos mucho en aburrirnos. Aparecí por mi portal relativamente pronto para lo habitual en mi. Mi madre se iba a poner muy contenta de verme tan temprano en casa. Mira tu por donde, nadie se podía imaginar la hora en la que mi cama sontendría mis cansadas posaderas.

Me llaman el despistao

Madre mía qué fácil es despistarse a veces.

Cuando tienes claro tu camino, aquella senda por la que quieres, debes y deseas transitar, todo es bonito y diáfano. La arrancada es cristalina. El largo caminar... eso ya son palabras mayores.

El camino está lleno de trampas, piedras y escollos. No siempre el "capricho" de la causalidad, que no casualidad, está de tu parte, por muy convencido que estés.

Yo se lo que mi corazón desea en lo más profundo de su ser. Se como hacerle feliz. Pero no siempre tengo la constancia suficiente para darle eso que necesita. Tengo claro el como y el que, pero no el cuando.

No me importan otros interrogantes como el donde o el cual. Sólo me importa transitar esta senda que se que, por muy difícil que a veces parezca, me va a llevar al éxito en esta meta que me he puesto, y que deseo con toda el alma.

A veces el camino parece desvanecerse. Y a veces también, hay gente que te muestra, casi sin quererlo, como no perderse en atajos, desvíos e intrincados laberintos. Y nunca sabes donde está la inspiración. ¿en las cosas más sencillas tal vez? tal vez.

Desvíos

Aún cuando tienes tantas cosas claras... ¿cómo puede haber siempre tanto contenido borroso en tu alma?

La existencia nunca es fácil. Hay mucha gente alrededor. Todos tan parecidos y a la vez tan diferentes. Todo se convierte en algo complicado aún sabiendo que no debería serlo.

Nuestra cobardía, nuestra falta de valor, nuestra incapacidad para dar la cara. Muchas veces pensamos que son los demás los que nos complican. Y no somos capacer de ver que no es así, que somos nosotros mismos los que nos hacemos la existencia compleja.

A veces es nuestra propia incapacidad la que nos hace desdichados. La que nos complica nuestro caminar vital. La que nos hace languidecer a lo largo de nuestros años de experiencia. La que hace que la vida pueda ser una auténtica mierda.

Hay que estar atentos. Concentrados. Equilibrados. Siempre alerta.

De repente... la mañana

A veces la luz del día escandila tanto que no puedes abrir los ojos. Otras, la oscuridad de la noche es tan espesa que no permite ver nada.

Los extremos. Tan difíciles de llegar. Y una vez has llegado, tan complicado el retorno.

A veces piensas que esto o aquello no te va a doler. Piesas que puedes controlar. Piensas que todo está bajo la manga. Pero todo es tan difícil. Sentimientos, personas, situaciones... nada se puede controlar. Sólo una buena embarcación permite navegar aguas procelosas. Pero no las puedes manejar... sólo flotar... seguir a flote... no hundirte... y nunca intentar controlar.

Solo ser. existir. dejar que los acontecimientos sigan su curso. Coger el toro por los cuernos. Subir a la ola apropiada. Estar atento a las oportunidades. Dejar que el corazón te guíe. Escucha a tu yo más profundo y sus anhelos más íntimos. Ir donde te sientes bien. Dejarte llevar por lo que te hace feliz.

Nunca podremos controlar nada... ni siquiera nuestras propias vidas. A veces no somos dueños de nuestros sentimientos. Pero ellos si son nuestros dueños. No los hundas, no los relegues, no les hagas oídos sordos... si no eres capaz de mirarte en lo más profundo de tu ser, no eres nada ni nadie.

No trates de controlar, solo trata de ser tú. Adaptable. Abnegado. Comprensivo. Y quien sabe, tal vez feliz.

Esta noche

Una noche más de revelaciones.

Hay tantas cosas que tengo claras en la vida. Y tantas más que no...

Y hoy me he dado cuenta del daño que puedo llegar a hacer aún sin querer.

Hay tanta gente deseando amarme de forma desinteresada. Tanta gente que me haría feliz. Tanta gente a la que podría amar sin restricciones. Pero no soy capaz. Y eso les hace daño. Y yo no lo puedo evitar. No puedo amarles de la forma que me piden. Que quieren. Que anhelan. No puedo darles esa parte de mi. No soy capaz. Aún sabiendo lo positivo que sería para mi propia ser. Mi alma es incapaz. Y eso me mata.

Tengo ganas de decirle a alguien... por favor, no abraces más a esa persona. Bastante daño le hago yo ya para que tú le hagas más aún por mi culpa.

A veces es tan complicado. Los asuntos del alma, el corazón... el amor.

Pero yo no puedo ofrecer amor civilizado como dice Sabina. Yo sólo puedo ofrecer amor salvaje, en estado puro, sin restricciones, y desgraciadamente, con caducidad la mayoría de las veces.

No puedo ofrecer estabilidad. No puedo prometer lo que no soy capaz de dar. Sólo puedo dar. No lo controlo. Doy, doy, doy... surge. Sale. Es como un torrente. pero no puedo hacer feliz a la gente que realmente lo merece. La gente que me lo pide con su mirada, sus palabras y sus complicidades.

El ver que conocerme y quererme puede ser doloroso para alguien que me importa es muy duro.

Siempre he pensado mal de aquellos que hacen daño. Siempre he creído que yo no era así. No era ese capullo. Creía ser ese chico dulce y cariñoso deseando amar y entregarse. Y veo que soy el tonto al que aman que es incapaz de estar a la altura. Soy quien nunca quise ser. Soy el chico malo que se merece que le rompan el corazón.

Un ser salvaje. Incapaz de ser enjaulado. Exceso de libertad. Incontrolable. Hecho de puro sentimiento. Puro amor. ¿Sin ser capaz de darlo a quien realmente lo merece, si no a quien realmente lo necesita? No lo se.

e la nave va

Esto igual no debería escribirlo. Y aunque lo escribiera, debería revisarlo antes de publicarlo. Pero es una política a la que nunca hago caso. Y obviamente no voy a empezar hoy. Igual que probablemente no emperzaré nunca.

El tema de este artículo no está claro. No lo tengo claro ahora y no creo que lo vaya a tener claro en ningún momento.

Esta noche he hablado mucho de este blog. Realmente me la pela quien lo lea. Y quien lo lee, si lo hace y lo sigue haciendo, es su problema. Yo escribo lo que me apetece, y, sobretodo, lo que siento en cada momento. No obligo a nadie y nunca le obligaré. De hecho, no entiendo por qué me estoy justificando. Pero necesito hacerlo y lo hago. Punto.

Ya sabéis lo que opino sobre muchas cosas. Muchas cosas que son muy importantes en mi vida. De hecho, ni siquiera estoy seguro de por qué necesito justificarlas. El caso es que para sentirme más convencido necesito justificarlas en este mismo momento, así que lo hago. Necesito sentirme seguro de mi mismo. Necesito saber que mi rumbo sigue siendo el rumbo que quiero que mi vida tome. Y en ello estoy. Y pienso que el decirlo aquí y ahora es muy positivo para mi.

Está claro que este blog es muy personal. No deseo que lo lea nadie que no pase las barreras que pongo. No me gusta ser tan obvio. Pero en estos momentos me la pela bastante. He sentido la necesidad de aclarlo, y lo hago.

Y pensad, por favor, que el amor mueve nuestras vidas. Nada nos hace sentir tan plenos como el amor por alguien a quien amamos. Lo demás son excusas que nos ponemos. Ideas en nuestra mente que nos hacen convercernos de algo que no es real. El amor nos llena. Nos hace felices. Nos complementa. Nos hace libres. Nos hace ser nosotros mismos.

No se trata de una vida en común. Se trata de amar. Sin restricciones. Sin ambajes. Sin excusas. Sin estupideces. Sin celos. Se trata de amar con toda la sinceridad de la que tu alma y tu corazón sean capaces. Lo demás son tus miedos. Es tiempo que pierdes. Es tiempo perdido. Es papel mojado que te inventas. Es triste.

El rumbo

¿Cómo sabes que has encontrado el rumbo en tu vida? ¿Cómo sabes que estás haciendo lo correcto? ¿Cómo sabes que estás haciendo lo que realmente quieres hacer con tu existencia?

Si nos paramos unos minutitos cada día y miramos en lo más profundo de nuestro corazón, de nuestra alma, creo que somos capaces de verlo.

Eso si, para realizar una mirada tan profunda, lo primero e importante en la vida de cada uno es ser sincero. Si no somos sinceros con nosotros mismos, ¿cómo vamos a ser capaces de preguntarle a nuestro corazón por nuestros anhelos? ¿Cómo nos va a responder nuestra alma a una mentira?

Es un proceso largo. No es fácil mirarse dentro. Ver lo que uno tiene de verdad. Cómo se es realmente. No siempre es agradable lo que podemos encontrar en los reductos más recónditos de nuestra alma. Pero es nuestra esencia. Es lo que somos. Es lo que hemos hecho de nosotros mismo. Es el lugar donde reside nuestro ser. Y es la única parte de nuestra existencia donde realmente seremos capaces de encontrar el rumbo en nuestra vida.

Las andanzas de Darío Persa (III)

El año escolar comenzó aburrido, como siempre. Todo eran clases de química, física, matemáticas o literatura. Sólo teníamos los escasos minutos de recreo para ser nosotros mismos.

Esos minutos los usábamos sabiamente. Bueno, por así decirlo. Nos dedicábamos a insultarnos unos a otros, a poner en duda nuestra virilidad, masculinidad u orientación sexual. También triunfaba bastante el hablar de chicas. Hacer listas y rankings y estupideces por el estilo. Generalmente, lo más valorado era el conjunto y la belleza, aunque también teníamos clasificaciones de tetudas, gordas, feas... Os podéis imaginar.

Y, por supuesto, teníamos los fines de semana. Cuando llegaba el finde nos transformábamos. Pasábamos la semana esperando el momento de salir. Soñábamos con esas noches apoteósicas de alcohol y de vez en cuando algún rollete que ya empezaba a rozar el sexo según los casos.

Además, Cada semana comentábamos las mejores jugadas, como las llamábamos nosotros. Que si menudo pedo se pilló este, que vaya leche se dio aquel, que menudo callo se comió el otro... todo talento y sencillez.

Papá, ¿por qué soy tan raro?

¿Por qué alguien se cree mejor que yo por el simple hecho de tener más dinero?

¿Por qué es preferible tener poder a ser alguien que solo quiere vivir tranquilo y que le dejen en paz?

¿Por qué es bueno amasar riquezas aunque en el camino pises a los demás y destroces la vida de otros?

¿Por qué nos abandonamos a nuestro destino sin hacer nada aunque dicho destino sea el cansancio, el hastiamiento, el conformismo y la dejadez?

¿Por qué el mundo se ha vuelto tan clasista, injusto y despiadado?

¿Por qué tenemos que estar todos tan desunidos, si ello claramente nos hace infelices y nos entrega a una vida de soledad?

¿Y por qué tengo yo que vivir aquí?

Aún encuentro islas en las que refugiarme cuando todo parece perdido. Aún encuentro fuerzas e ilusiones para seguir adelante y vivir mi vida con alegría. Aún encuentro oasis de descanso. Y tiemblo si pienso que un día tal vez no encuentre la paz del guerrero... por qué... ¿por qué hay que luchar tanto en este mundo, si todo podría ser mucho más sencillo?

Un abrazo, camaradas.

Desobedece a tus padres

En serio, a veces me paro a pensar en mi realidad social y flipo. Aún hay una cantidad ingente de seres humanos que me rodean que se piensan si está justificada o no la desobediencia civil.

Pero bueno, vamos a ver. Votamos a unos señores políticos que no llegan a fin de mes cobrando más de 5000 euros mensuales. Estos seres humanos parecen gobernar más hacia y para los grandes empresarios que para el pueblo que les ha votado. Para colmo, nos meten en una crisis que está destruyendo familias  un día si y otro también. Y finalmente, la clase media, obrera y trabajadora, e incluso la clase baja, que en su mayoría no tiene culpa de nada, es quien finalmente acaba pagando el pato de los desbarajustes de estos señores.

¿Y todavía hay gente que se pregunta si está justificada una desobediencia civil? ¿Quién es la mano de obra de este país? ¿Cuál es el motor que mueve nuestra economía? ¿Gracias a quién se hacen cada día más ricos estos señores y más pobres nosotros?

Y yo me pregunto... ¿qué pasaría si un día, la sociedad humilde y trabajadora tuviera los suficientes cojones de paralizar el país entero durante una semana? El corte inglés cerrado una semana. Mercadona cerrado una semana. Un país sin producir una semana entera. ¿Qué haría estos señores, grandes empresarios y políticos, sin la mano de obra que les llena las enormes barrigas y cuentas corrientes? ¿Seguirían dándonos lecciones de cómo hacer las cosas? ¿Seguirían haciéndonos pagar el pato de sus errores?

¿Y si un día le devolvemos el pueblo al pueblo y demostramos quién tiene el poder real aquí? A mi me gustaría.

El agua turbia del lago junto a la bahía clara

Si lo piensas bien, ¿cuánta mierda hay suelta por el mundo?

Si lo piensas bien, puedes observar que estamos dejando un triste futuro a nuestros descendientes. Somos cada día más individualistas, insolidarios, agresivos, egoistas, desconfiados...

Si lo piensas bien, hay tanta belleza en nuestro planeta... lugares preciosos que te llenan de paz y amor. Pero nuestra ambición sin límites hace que vivamos en un lugar cada día más inhabitable.

Hemos llegado a un punto en el que no nos importa que le pase a nuestro vecino o conocido. Somos egoístas hasta la médula. Sólo pensamos en nosotros. Cada uno hace la guerra por su cuenta. Nuestro individualismo ha llegado a límites tan excesivos que asusta.

Como seres humanos, no nos damos cuenta de lo mucho que nos debilita nuestra insolidaridad e independencia. Como seres humanos, no somos consicientes del gran daño que nos hace el divide y vencerás. Como seres humanos, no pensamos en la soledad que ganamos con nuestro individualismo. Como seres humanos, conseguimos con nuestro egoísmo amasar riquezas a la misma vez que perdemos el amor de los demás. Como seres humanos, no somos lo suficiente avispados para observar que nuestra mezquindad nos hace profundamente infelices y tristes.

¿Dónde queda el alimento para nuestra alma? ¿Acaso estamos perdiendo la capacidad de escuchar a nuestro corazón? ¿Hemos sido tan obtusos como para olvidar la importancia del amor hacia los demás? ¿Es que ya nadie se da cuenta que la fuerza de espíritu y voluntad es mucho mayor cuando los demás te quieren y te apoyan? ¿Cómo hemos podido permitar que la ambición desmedida y la insolidaridad suplanten al amor y la espiritualidad? ¿Cómo nos hemos desviado tanto del camino? ¿En qué hemos convertido nuestro mundo?

Hemos permitido que la raza humana sea el peor virus que ha conocido este planeta cada día más esquilmado.

Yo no lo quiero permitir. Aquí está este aviso. Mi pequeño grano de arena a un desesperado intento por apelar a lo mejor de nosotros mismos. Intentad sacar lo mejor de vosotros y dádselo a los demás. No os arrepentiréis.

luces claras sobre cielo oscuro

La vida sin amor es una mierda. Cada día tengo más claro eso.

Quizás ese es el motivo por el que cada día me cuesta más ocultarme. Tantos años escondiendo el verdadero ser detrás de una armadura protectora. Tanto tiempo viviendo con miedo a la gente mediocre que aprovecha las debilidades ajenas para sentirse importante. Gente miserable.

Pero a mi cada día me apetece menos esconderme. Los miserables mediocres son fácilmente detectables. Son gente de la que se puede escapar con facilidad. Se les ve venir. Por eso cada día me siento más a gusto conmigo mismo. Cada día siento menos necesidad de ocultarme. De protegerme. Cada día disfruto más de mi gente siendo como soy. Y cada día les hago más disfrutar, o eso creo yo...

El amor mueve todo. El amor hacia la gente. Hacia tu gente.

Un paisaje bonito pierde toda su belleza si no se comparte con las personas amadas.

Un viaje de ensueño puede volverse triste si no se hace en buena compañía.

El amor... ese sentimiento tan importante para los seres humanos. Nos hace mejores, nos completa, nos llena, nos hace felices y afortunados.

Dice el dicho que no es más feliz el que más tiene, si no el que menos necesita... Yo por fin me he decidido a necesitar solo el amor...