Blogia
penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Las andanzas de Darío Persa (VI)

Yo estaba en el suelo con un miedo atroz. Uno de aquellos capullos no paraba de soltarme lindezas mientras los otros tres comparsas reían a pierna suelta. No sabía que me iban a hacer, pero tenía la seguridad de que un par de dientes iban a dejar de pertenecerme en breve.

Entonces, vi un pequeño haz de luz al final del túnel. Era el tipo nuevo del edificio. No se que hacía ni de donde venía a esas horas. El caso es que le vi acercarse al portal de nuestro edificio. Yo tenía la esperanza de recibir algo de ayuda en aquella situación, y me agarré al cruce de miradas que tuve con él como un clavo ardiendo. Él me miró sin inmutarse. Ninguna mueca se produjo en su cara. Ni siquiera se paró un segundo. Se acercó hasta la puerta, sacó sus llaves y se perdió tras ella. Fueron unos largos instantes en los que pensé que podría recibir cierta indulgencia. Pero mi gozo se cayó en un pozo.

A continuación, me desconecté de la realidad esperando que aquellos tipos me dieran la paliza padre. Ya pensaría después como llegaba hasta casa, si era a casa hacia donde debería encaminarme, por que por los tacos que salían por las bocas babeantes de aquellos "fumaos", parecía más bien que mi destino sería un hospital, o incluso un cementerio.

0 comentarios