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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Cuando un kilo son cien

Hay días en los que un kilo no parece un kilo. Son días en lo que todo parece más pesado. Tus pies se arrastran por la acera porque te cuesta levantarlos. Tu cuerpo parece un peso muerto en el que mover cada músculo es como un ejercicio mastodóntico. Tu propia mente es como una especie de ladrillo gigante cuyo mínimo movimiento requiere de un esfuerzo mayúsculo.

A veces, un kilo son cien kilos, sino más. Cuesta todo el dolbe, el triple, el cuádruple de lo normal. Esos días, esos momentos, esas semanas, todo parece mucho más triste. El mundo es oscuro, obsceno, lejano, cansino, pesado, negativo y envidioso.

Pero, cuando estés en el momento en que un kilo parece mucho más, lo único, repito, lo único que no debes hacer, es dejar de moverte. Por mucho que te cueste, por muy difícil que sea, por muy complejo que parezca, nunca, nunca, nunca pares de hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para movilizar tu cuerpo, tus pies, tu mente, tu corazón, tu alma y, en definitiva, a tí mismo.

Verás cuando acabe el día lo orgulloso que te sientes por el esfuerzo realizado. Todo tendrá mucho más valor. Todo parecerá más merecido. Y si al día siguiente te pasa, igual, vuelve a esforzarte como si no hubiese un mañana.

Busca siempre el movimiento. No te pares nunca. Sigue, sigue, sigue. Esfuérzate, aprieta, anda, camina, corre... Sigue adelante hasta que todo vuelva a ser ligero, divertido, brillante y luminoso.

No desfallezcas, pues la recompensa merece la pena. No pierdas la esperanza, pues todo esfuerzo tiene su fruto. No mires atras más que para aprender y mejorar tu presente y futuro. No sufras si la luz al final es pequeña, pues poco a poco se agrandará. No te agobies si te sientes cansado, pues siempre hay de donde sacar fuerzas. No te rindas nunca, pues cada paso es una pequeña victoria.

Siempre adelante.

5 comentarios

Perry Green -

Y por favor, lee el postre. Pero leelo bien. Verás que estás confundido en tu juicio de valor hacia mi. Recibe un cordial saludo.
PD. Mi entorno es muy feliz a mi lado, aunque no lo creas. Aquí es una de las partes en las que lavo mis trapos sucios para no cargar a los demás.

Perry Green -

Querido Leo, es una acusación un poco fuerte esa que haces sin conocer a tu interlocutor. ¿has leído otras entradas de este blog? Verás que eso que dices no es así. Nunca juzgues a una persona por un mal momento puntual. Es más, trata de no juzgar a las personas tan a la ligera, es más respetable para todos. El insulto es la excusa fácil, pero no soluciona nada.

Leo -

No siempre tienes la oportunidad de hablar con grises. Pero en tu caso haces lo que hacen muchos "pobre de mí" "la carga de mi vida". Eres de esos sadomasos que se hacen la vida imposible a si mismos, mortifican su entorno y luego se regodean en la tristeza que ellos mismos se producen. Es una técnica vieja y despreciable.

Perry Green -

Gracias por tu amable comentario, querido Leo. Te contesto con otra pregunta. ¿No crees que si eres consciente de la carga, tal vez no te estés engañando a ti mismo?

Leo -

¿Y por qué no dejas de engañarte a ti mismo? A lo mejor la carga es más liviana.