Cielo verde sobre hierba azul

Es impresionante el ver cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando estaba como loco por recibir las vacaciones con un fuerte grito de alegría... Y unos minutos después me vuelvo a encontrar en mi mesa del trabajo, frente a mi ordenador y camino de las salas de montaje preparando tal y cual programa.

Y tras estas dos líneas de obviedades, no tengo más que decir que no tengo nada que decir. Por una vez en cierto tiempo parece que algo de tranquilidad a llegado a las costas de mi playa mental. Esto es algo que me llena de alegría, pues ya me iba mereciendo el reposo del guerrero. Pero, ¿cuánto va a durar esto? ¿cuando volverán los reyes a requerir mis servicios para que luches en sus sucias guerras? Soy un buen mercenario pagado como un soldado raso, y eso es algo que se estila mucho en las cortes de los reyezuelos de bajos fondos ávidos de poder. Los malos guerreros han barrido al luchador moderno. Pelean por lo que sea a cambio de un diezmo que antaño daría risa a cualquier mente mínimamente bien amueblada. Los demás, sólo tratamos de sobrevivir, y en el intento, pagamos el pato.