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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Meditaciones de la tarde

A veces pienso en la gente. ¿Qué esperamos de la vida? ¿Cómo es posible que estemos tan domesticados? Nos has inculcado unos valores que nos convierten en esclavos de la sociedad y de nosotros mismos. Han logrado que los sueños se conviertan en intangibles que muy pocos tienen la capacidad y fortaleza de lograr. Por otra parte, la rutina, el ostracismo y el confórmate con lo que tienes y no te quejes es toda la migaja que vamos a conseguir de este mundo ingrato e insolidario.

A veces me siento como si viviese en una granja de pollos. Todos enjaulados con muy poco sitio para moverse. Es lo que te toca. No conoces otra realidad. Ni siquiera sabes que tu futuro está ya predestinado. Acabarás en la nevera de algún supermercado como alimento para glotones que no se conforman con lo mucho que ya tienen.

Lo más triste de todo esto es que cuando hablo con mucha gente, no es consciente de esto. De hecho, se ven en posesión de la verdad y la corrección. Tal vez el problema sea yo. Quizá estoy equivocado tratando de rebelarme contra esto. Es posible que debiera aceptar mi presente y pensar más en mi futuro aceptando aquello para lo que han intentado educarme. Pero por más que lo intento, con cada día que pasa me siento más rebelde y menos sumiso a ser un montón más de carne que pulula con paso inseguro por un mundo con las cartas marcadas esperando acabar en el estómago de algún esforzado comilón.

 

No lo tengo claro. Pero en mi fuero interno pienso que debo hacer caso a mi corazón más que a mi cerebro. Por más duro que sea, siento que mi destino es va contracorriente. Y no es fácil caminar con paso firme por el camino más espeso y menos transitado.

1 comentario

Manu -

La vida del rebaño. Domesticados hasta el final.
Mentiras dentro de mentiras, lagunas y falsedades.
Pero. Hubo alguien que lo supo.