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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

El frío y crudo invierno

El frío. El frío provoca heladas. Heladas en nuestro entorno. Heladas en nuestro ambiente. Heladas en nuestros cuerpos. Heladas en nuestros propios corazones.

El frío invita al calor del hogar. Ese calor junto a los tuyos. Tu gente, tu familia, tus mascotas, tu tele, tu ordenador o tu manta. Y eso es aceptable. Pero que se te hiele el corazón... eso duele. El frío tu puede hacer alejarte de lo que amas. El mal clima, el viento, la lluvia... El invierno trae consigo una hibernación de nuestros sentimientos. No podemos bajar la guardia un sólo segundo. No nos lo merecemos. Nuestros seres amados no lo merecen. Nada merece que bajemos la guardia.

El invierno hiela corazones. Hiela el nuestro y el de los que nos rodoen. Hiela el corazón de los seres cercanos, pero también de los lejanos. Aquellos a quienes no importamos. Aquellos que no sufren si te hacen daño. Aquellos que van a lo suyo sin pensar que en tu pecho también están albergados profundos sentimientos de dolor. Aquellos que sí bajan su guardia, o que siempre la tienen así. Bajan la guardia para no sufrir, pero construyen grandes muros para no dejar pasar el frío. Y no se dan cuenta que ya están helados por dentro.

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