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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Para lo que haga falta

¡Qué bonita frase! ¡Con qué facilidad la soltamos! Sale de nuestros labios a una velocidad suprema. Como si no tuviese implicaciones. Como una construcción semántica baldía y sin consecuencias: Aquí me tienes, para lo que haga falta.

¿Y luego...? Luego, rara vez encuentras al que te la ha dicho, cuando en verdad le necesitas y te hace falta.

¿Cuándo permitimos que las palabras no tengan contenido? ¿Desde cuándo nos dedicamos a hablar al vacío? ¿Dónde olvidamos el contenido de todo aquello que sale por nuestra boca? ¿Por qué tratamos de convertirnos en seres indignos y vulgares? ¿Desde cuando es preferible buscar la excrecencia del quedar bien que la dignidad de la sencillez y la sinceridad?

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