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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Las olas

Siempre he pensado que somos surfistas. Nuestra vida pasa con nosotros en bañador, con una tabla de surf, sentados en la playa, mirando al mar.

Mientras, miramos al mar, observamos las olas pasar. Unas más altas. Otras más bajas.

Alguien ahora se podrá preguntas ¿qué coño haces toda tu vida sentado en una playa mirando las olas?

Digamos que en la vida real, tu no estás parado por el simple hecho de imaginarte sentado en una playa con una tabla de surf. Eso es sinónimo de vida cotidiana. Trabajo, sueño, comida, cena, ducha... Lo que viene siendo la rutina.

La rutina no tiene por que ser sinónimo de aburrimiento. No la mires en su sentido peyorativo. O si. Eso depende de la vida de cada uno.

El caso es que todos tenemos una vida más o menos rutinaria. Trabajamos o estamos en paro. Vivimos solos o en pareja. Salimos más o menos...

Pero a veces, como buenos surfistas que somos, queremos subirnos a una ola. Pero no sirve cualquier ola. Tiene que ser la ola. La ola que está hecha para nosotros. En cuanto la vemos, sabemos que es nuestra. Que la vamos a surfear. Una ola que nos va a hacer felices mientras estemos sobre ella. Dentro de ella. E incluso bajo ella. Y durante un tiempo, lo que dure esa ola, vamos a ser un remanso de paz, felicidad, seguridad, amor...

Yo personalmente, he surfeado esta ola en diferentes ocasiones. La he disfrutado mucho. La he vivido como un loco. Una ola maravillosa, que me hace sentir bien, seguro, confiado y encantado de vivir una vida tan dura.

Eso si, en los últimos meses he descubierto una cosa. Hasta ahora, siempre había pensado que elegíamos nosotros, mejor o peor, las olas en que subri. Hoy se que a veces estas olas nos eligen a nosotros. ¿Por qué? ¿Cómo? Esa información la desconozco, pero se que es así.

Y estas olas son totalmente diferentes. Esa seguridad que tienes cuando vas sobre la tuya, aquí se pierde. Esa confianza, ese sentimiento de saber que te puedes comer el mundo sobre tu ola, y que nadie te podrá bajar de ella, se desvanece por completo.

De repente, estás en una ola extraña, que a ratos parece hecha para tí, y lo disfrutas como un loco. Pero a ratos, te hace sentir inseguridad, desasosiego... sientes una fuerte incapacidad por descubrir si esa es tu ola o no. A ratos, ni siquiera sabes qué haces sobre ella. En otros momentos, te sientes el rey del mundo porque has domado una ola que no parece estar hecha para tí.

Sea como fuere, si una ola te elige, no la debes dejar pasar. Si sientes desasosiego, supéralo. Si sientes miedo, anteponte a él. Si te sientes inseguro, olvídalo. La naturaleza sabe lo que hace. Si esa ola te ha elegido... si una extraña fuerza superior a ti te ha hecho subir a ella... Si no estás seguro, pero algo en tí te dice que estás donde tienes que estar... No te eches atrás. Déjate llevar. Disfrútala.

Tendrá sus cosas negativas y positivas, pero es donde tienes que estar. A ratos, te sentirás bien y a ratos mal. En momentos pensarás que haces ahí, y en otros pensarás que no quieres estar en otro sitio.

Y poco a poco, te vas dando cuenta que lo positivo empieza a superar a lo negativo. Poco a poco te empiezas a sentir como en casa. Casi como si la hubieras elegido tú. Poco a poco observas que no querrías estar subido a otra ola.

Es duro subir a una ola que a priori no parece la tuya. Pero el premio merece la pena. Si una ola te elige, déjala. ella sabe más que tú. Si dice que tienes que estar ahí, ahí es donde tienes que estar.

2 comentarios

Perry Green -

No lo creo. Cada ola suele ser distinta a las demás. Evoluciona con nosotros mismos. Tienen personalidad propia.

Beso -

¿Una ola ciclotímica la tuya?.
La impresión que das es esa.