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penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Paciencias de guardia

¿Es bueno ser paciente? Para mi, desde luego que si. Siempre he considerado la paciencia como una virtud. Pero a veces, de verdad que ser paciente se convierte en un ejercicio de auténtico virtuosismo.

La realidad es que hay gente que nace con la paciencia entre sus cosas positivas, y otra que no. Pero la paciencia se puede aprender. No es un ejercicio fácil, pero sí útil.

Hay que saber cuando apretar los dientes. Hay que saber cuando acelerar un poco. Hay que saber cuando se puede forzar un poco la cuerda. Pero también hay que saber cuando recular. Hay que saber cuando es el momento de esperar. Hay que saber cuando dar un paso atrás y contemporizar.

En definitiva, hay que saber cuando actúar y cuando esperar. Y esto no se aprende de otra forma que no sea usando la paciencia. No siempre las cosas pasan cuando queremos. Por muchas ganas que tengamos de que algo ocurra, no va a pasar hasta que no sea su turno, aunque forcemos la máquina.

De hecho, el forzar la máquina, en ocasiones, puede ser perjudicial, tanto como para provocar que no pasen ciertas cosas que iban a pasar.

Para aprender paciencia, además, también hay que ser valiente. No es fácil aguantar que algo ocurra con resignación suiza. El momento de actúar, con la mente clara, puede ser hasta sencillo y obvio. El momento de esperar, de aguantar y no forzar es más difuso y complicado.

La paciencia te va a permitir coger los caminos fáciles y obvios en el momento adecuado, pero también los complicados y tortuosos en los días de tormenta.

Si eres nervioso, respira hondo. Mira al horizonte. Llénate de paciencia, y piesna positivamente. Todo llega en su momento. Ni antes ni después, llega cuando le toca. A veces lo puedes acelerar, y otras no. Pero siempre llega. Si tiene que llegar, claro está. Y si no llega, tampoco es baladí. Es algo que no tenía que llegar. Con paciencia, estos trances, no siempre sencillos, se hacen más llevaderos.

Piensa que el mundo no se para. El mundo sigue su curso. El mundo avanza inexorablemente aplastando todo lo que pilla a su paso. Pero el mundo no siempre va a la velocidad adecuada. A veces nos resulta lento. Otras horriblemente veloz. En nuestra sapiencia está el saber adaptarnos a su movimiento.

Espera tu turno. Si es algo que quieres con mucha fuerza, quiérelo. Pero siempre, siempre, espera tu turno. Te llegará. Antes o después, te llegará. Observa, vigila, acelera cuando sea necesario, y levanta el pedal en el momento justo... Pero siempre, siempre, espera tu turno...

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