Blogia
penemaker. El blog del amor y el freak, quizás, nada es inmutable

Amor crepuscular

Amor crepuscular

Recientemente me han recordado lo que para mi es una de las sensaciones más bonitas que se pueden vivir. Yo le llamo amor crepuscular.

¿a qué me refiero con esto? Bueno, si tienes más de treinta años y has vivido alguna que otra tormenta pasional o relación amorosa, tu corazón tendrá tantas cicatrices como el mío.

El tiempo pasa, eso es una constante inamovible. El tiempo cura todo. Pero, el tiempo no puede hacer que las cicatrices desaparezcan, y eso, nos marca profundamente.

Al final, después de tanto vaivén emocional, tu mente y corazón buscan el reposo del guerrero. Un merecido descanso que sirve como preludio a la siguiente tormenta.

No obstante, llega un momento en la vida en la que muchos decimos: ¡basta ya! No estoy para más guerras, batallas o escaramuzas. Necesito estabilidad y tranquilidad. Necesito vivir un pequeño remanso de paz. Bajar del tiovivo, tomar aire, hacer de tripas corazón y recuperar fuerzas antes de volver a subirme a la atracción.

Así pues, hay veces que la vida nos prepara curisosas sorpresas,  y, donde menos te lo esperas, aparece esa persona, ese ser humano que hace que todos tus convencimientos y seguridades se vayan por el retrete.

Te dices una y otra vez: ten cuidado no te vayan a hacer daño. Ve con pies de plomo, no te fíes... pero te fías.

Y es que no se puede evitar, en el ocaso emocional de nuestras vidas, cuando queremos estar tranquilos, sin sobresaltos, en reposo a excepción de alguna aventura ocasional, no podemos evitar que todos nuestros convencionalismos sociales en torno a una relación de pareja se vayan al garete por culpa de ese ser que posee un brillo especial.

Ese ser no tiene fallos. Es cariñoso, tiene un brillo especial en los ojos, es atento, protector... no te puedes fiar, pero te fias. No quieres caer, pero caes. No quieres sufrir, pero estás dispuesto a todo.

No se puede evitar, el corazón y el cerebro viven vidas diferentes. No se puede controlar. Aunque el cerebro diga ten cuidado, el corazón dice vívelo y disfrútalo.

Eso si, recuerda siempre que todo es perecedero. Y el amor también. Lo que no sabes es quien va a durar más, si tu pasión por una persona, o tú mismo.

Lo bueno del amor crepuscular es que dure lo que dure, haga el daño que haga, siempre deja un regusto dulce en una época amarga.

0 comentarios