La puerta trasera

Sigo con mi mundo recalentado. Cuanto peor veo todo, peor me encuentro yo. Es penoso. Hacía tiempo que nada afectaba tanto mi mente y corazón como el desasosiego que ahora siento.
El mundo está patas arriba. Mi mundo está patas arriba. De momento, no puedo hacer nada. No quiero hacer nada. Asisto a la revolución cual espectador de excepción, invitado especial. Se que cualquier paso en falso puede ser fatal, o vital, pero, aún así, no me atrevo a tomar una decisión. Espero y espero que algo o alguien toque la tecla que me permita avanzar en cualquier dirección, pero, de momento, la quietud es la única respuesta.
Da igual lo que diga, o haga, o deje de hacer. Cuando estás de culo y atravesado, raro es dar con la nota adecuada. No se si la pasividad es la mejor solución, pero, de momento, es la única que acepto o acato.
Todo está jodido, muy jodido. Vivimos en un mundo muy jodido. Durante mucho tiempo, he asistido a la jodienda de este mundo como una especie de fugitivo de sus putadas. Pero, ahora, eso se acabó, al menos, de momento...
0 comentarios